martes, 19 de marzo de 2024

Omne nado.

 


Contaban y cuentan que no existe, pero sí es y está, desde siempre, no necesariamente sera un objeto o un lugar. La nada puede ser y es, será, un sentimiento... En mi vida sí que lo es. Es un ancla que no se deja soltar de un fondo y del profundo mar de desperdicios de emociones. Residuos de una experiencia que te oprime y no te deja respirar, no con normalidad.


La culpa, el miedo, y todo lo estúpido y lo absurdo me ata con y a ese ancla, mais quiero soltarme. Avéces no existen palabras ni momento para expresar lo qué un cualquiera lleva coah.

En mi, exista io en las vidas que tenga que vivir, jamás lo entenderé, nunca, y no repetiría.


Comprendo que hay nadas más difusas o más espesas, más oscuras, más densas, por decirlo de alguna manera para hacer de conectar, pero a mi menguado alcance...no voy desde aquí.


Busco y rebusco, como muchos o como aquellos que vagamos sujetos a esas misereas emocionales (imagino, por no haberme tan sola), en todos los parámetros psicológicos, soluciones, aclamo comprensión, pero mierda, no cabe, no ha.


Y,,, te queda vivir sin sentir, sin ser el total o la mejor parte de ti y a mi, me pena por de más, joder es como pasear por caminos desamparados, sin vida, sin otros, a solas y siguiendo un compás ficticio.


La negación es: omne nado total y absoluta, tiempo perdido. Pero es evidente que todas estas letras solo se comprenden cuando has coexistido en la misma frecuencia, si no, todo queda en mera teoría, que aunque ducho en comprender, no vistes la piel. Que pecados.


Más allá, quedan palabras de consuelo, palabras que no mitigan la perdida y sí a la comprensión de un todo sin sabor, un vendaje mal logrado, el recurso de una pobre supervivencia emocional que no resiste al embate de la verdad sin disfraces.


El perdón y la aceptación, vocablos, descifrar su significado es tarea mayor, la teoría de la hipocresía queda parca en simplemente un corchet de tiempo.


Y al final de sobre todas, siempre queda Onme nado pero con mascara.